domingo, 9 de abril de 2017

La Asturias Rural y profunda temporada de la hierba

Asturias Rural "La temporada de la yerba"
De la guadaña a la segadora


 Segadores segando yerba a guadaña

La guadaña 

siega de yerba con guadaña


Segador con la guadaña afilandola


Segador afilando la guadaña

cabruñando la guadaña

 Segadora de tracción animal


  Segadora de tracción animal


  Segadora con tractor


Segadora con tractor



De la guadaña a la segadora
La mecanización y los condicionantes económicos han cambiado el sentido de «ir a la hierba», una actividad clásica del inicio del verano con todo un caudal de tradiciones en riesgo de desaparición





Segadores segando yerba


Segador cabruñando la guadaña


Segadores afilando la guadaña





segando la hierba con guadaña


Llegaron a finales de los sesenta y se quedaron. Las segadoras revolucionaron el campo. Antes de que la mecanización hiciera acto de presencia en los prados asturianos, los hombres se levantaban al amanecer para segar a guadaña. Se trabajaba mejor con la fresca. Para que el forraje llegase a las tenadas eran precisas largas jornadas de esfuerzo y sudor.




Removiendo la hierba para que se seque







pañando hierba


Desenmarañar la hierba con el angazo, extenderla por el prado y dejarla secar, voltearla para que no quede rastro de humedad y amontonarla en pequeños montículos conocidos como miragüetos o cucaxos eran pasos necesarios para asegurar el alimento del ganado en invierno. En época de «ir a la hierba», toda la familia arrimaba el hombro. Las mujeres se levantaban temprano para ordeñar las vacas. A las ocho de la mañana iban al prado a llevar a los varones el desayuno, tentempié conocido como «la parva», y se quedaban hasta mediodía para ayudar en las labores. Los más pequeños se encargaban de ir a por agua fresca a la riega, separar el helecho de la hierba y pisar los balagares. Al acabar la faena todos se sentaban a la sombra de un balagar a merendar bollos preñaos y tortilla de patata.


Recogiendo la hierba seca para mantener a los animales durante el invierno


trabajando estas esforzadas mujeres

Col garabatu los años y el trabayu fechu




Andecha a la hierba en Ques (Piloña)



Grupo de segadores y segadoras realiza una merecida parada



La tradición mandaba que la época de siega comenzase al día siguiente de San Pedro, esto es, el 30 de junio. Los precavidos empezaban antes. La labor se prolongaba hasta mediados del mes de septiembre. Si el año había sido bueno, se decía que había «más hierba que tenada». Entonces se hacían facinas o varas de hierba que permitían la conservación del alimento para el ganado a la intemperie. El sistema era tan sencillo como eficaz. Clavaban un palo de más de seis metros de altura en el suelo. Se ponía una base de madera conocida como «treme» para aislar de la humedad. Una o dos personas apurrían la hierba a la vara y otra se encarga de repartirla y pisarla para que quedara compacta. La parte superior era más estrecha para que el agua resbalase en caso de lluvia, lo que confería a la facina una característica forma de pera. El rodiellu era una especie de tapón con hierba enroscada que evitaba que el agua se colara por arriba.




FACIENDO LA VARA YERBA 



LA VARA YERBA



Varas de hierba



Cargando carro yerba 


Desde que la maquinaria irrumpiera en el campo muchas cosas han cambiado. Las facinas han sido sustituidas por rollos de silo. Ya no es necesario que la hierba cure, se ensila en verde. El traslado a la tenada tampoco es necesario. El forraje se almacena en el propio prado en bobinas de plástico. Los vecinos ya no se juntan. Cada familia hace su trabajo y si no puede lo subcontrata. Las pequeñas explotaciones familiares con pocas cabezas de ganado desaparecen, no son rentables.

Esmesando la vara la vara de yerba 

«Ya no se siega», el abandono de una tradición indisolublemente ligada al campo asturiano. El envejecimiento de la población, el éxodo de los más jóvenes hacia las ciudades y el sistema de subvenciones están entre las principales causas. «La Política Agraria Común (PAC) da subvenciones para el ganado de carne. Los campos se pastan, no se siegan. Sin un cuidado exhaustivo, los prados se hacen monte. La maleza gana terreno. Blanco advierte de que «si no cambia la cosa, esta tradición se perderá, 



La mecanización del campo ha convertido a la guadaña en mero testigo de otra época y la ha sustituido por nuevos instrumentos que ahorran tiempo y esfuerzo, pero que dejan atrás parte de la cultura de nuestros antepasados. A este paso, desparecara  el arte de cabruñar y poner la guadaña a punto.




 cagando carro de yerba



carro de yerba



carro de yerba




cagando tractor de hierba

Dir a la hierba


En julio es la temporada de “la hierba”. Es la época de segar los prados y procesar la hierba que deberá servir de alimento invernal al ganado. 

Comienza con la siega del prado. Desde hace años se realiza con segadora de peine, normalmente al inicio del día o al final de la tarde y, hasta donde yo he visto, esta labor siempre la hacen los hombres.

La siega se completa con guadaña en aquellas zonas donde la segadora no entra o no lo deja bien. Las labores de guadaña se realizan también por hombres y preferiblemente a primeras horas de la mañana, cuando la hierba está tierna del rocío nocturno y aun no hace mucho calor para llevar a cabo una labor tan dura.

El paso siguiente es esparcir la hierba segada por toda la superficie del prado (pues la segadora la deja amontonada en hileras) para que seque lo mejor posible (pa que cure). En este caso, sí que colaboran las mujeres. Para ello se emplea el rastrillo, aquí conocido como angazu. Según se va engazando, se separan las plantas de mala calidad, como ortigas, paniegas, felechos, escayos, etc.


Engazando la hierba


Hierba ya esparcida después de segar

La hierba se deja así unas horas. Pasado ese tiempo, ya por la tarde, se vuelve a remover (abarallar o embarallar), esta vez ahuecándola y dejándola en hileras en pequeños montones de unos 40-50 cm de alto (barallos). Para esta labor se emplea tanto el angazu como el forcáu (pala de dos dientes), según preferencias (a mi me parece que las mujeres prefieren el angazu, y los hombres el forcáu).

prao con barallos

A la mañana siguiente, se le da la vuelta de nuevo (se abre), operación que se repite por la tarde, para garantizar que la hierba cure bien (quede bien seca, pues de lo contrario se pudriría o tendría mohos). El proceso de curar lleva no menos de dos días bien soleados, y normalmente tres días.

Al final de la tarde comienza la recogida de la hierba. Hasta no hace muchos años se hacían montones de entre 1,5-2 metros de alto (balagares), que eran provisionales y servían para proteger la hierba por si llovía. En la zona de Belerda no se hacían balagares sino montones más pequeños, que aquí llaman borbuetos.

Antes, se dejaban estos montones varios días en el prado, para que la hierban se compactara, y se transportaba en carro para meterla en la tená. Ahora la hierba se empaca con la empacadora de una forma bastante rápida, y los borbuetos solo se hacen si hay previsión de lluvia inmediata.

Pasada la amenaza de lluvia se abren los borbuetos



Antes de empezar a empacar se amontona la hierba en hieras o en un gran montón, para poder “cebar” la empacadora de forma cómoda y rápida.

La labor de empacado precisa de varias personas: unas se ocupan de aportar la hierba a la empacadora, mientras que otra vigila la máquina para adecuarla al ritmo que marcan los aportes de hierba. La dificultad del empacado varía según las condiciones de accesibilidad del prado. En algunos casos la máquina solo llega hasta la entrada del prado, por lo que toda la producción ha de ser transportada hasta allí (¡y a rezar para que la única entrada no esté en la parte alta del prado!). Si el prado permite la circulación del tractor con la empacadora, la labor se simplifica bastante, pues la empacadora se mueve paralela a las hileras de hierba previamente preparadas.


Preparando la hierba para empacar



Queda cargar las pacas en el tractor (en cinco años que llevo en Belerda jamás he visto un carro uncío; en realidad no lo veo desde hace muchos años, aunque me acuerdo de que eran habituales cuando yo era un guaje) y meterlas a la tená.


Bala de Hierba


Cada casa tiene varios prados diseminados por los alrededores de Belerda. Si el buen tiempo lo permite, la hierba ocupa a la familia entera de sol a sol durante bastantes días, y en muchas ocasiones llaga hasta la primera semana de agosto. Da mucho trabajo.

ir a la hierba

Llega julio y hay que acabar de recoger toda la hierba de los prados, vamos, lo que siempre se dijo de neños, ir de yerba es algo tradicional de Asturias, siempre tenías algún familiar que te «invitaba a ir a la yerba», con lo cual te podía chafar algún plan de vacación o de fin de semana, pero la yerba es la yerba, y la familia también.

Por supuesto que antes tenía una importancia capital, como pasto del ganado, que ahora es escaso, pero es igual, los praos hay que segalos y saca-yos la yerba. Ahora está todo muy mecanizado, con tractores y máquinas que siegan, dan vuelta, empacan o ensilan directamente, pero aun así no te libra nadie de tirar de guadaña, garabato y pala de dientes. Los críos íban contentos a la yerba, porque era tiempo de vacaciones, de sol, y para ellos era un juego. Los más pequeños estaban encargados de llevar la comida y mantener la bebida fría, metiendo en el río las botellas de sidra y botijos de agua anisada; cuando ya te consideraban guaje, a tirar de garabatu y a pradiar yerba haciendo cucaxos, que después los más mayores convertían en balagares, eso siempre que la yerba estuviera bien seca y curada tras darle al menos un par de vueltas. Después ya los paisanos se encargaban de cargar los carros de yerba y llevarla a las tenadas, en donde los más pequeños volvían a disfrutar pisando la yerba para hacerle sitio y compactarla.

Cuando no había más sitio en el interior de cuadras y tenadas, se recurría a elevar una «vara de yerba», que no era otra cosa que apilar yerba entorno a un palo, todo un arte que dibujaba y daba cariz al paisaje asturiano. Ahora son todo balas de paja envueltas en plástico negro. Menudo cambio estético.


Vara de yerba

LA VARA YERBA

La Vara de Yerba,ye un montón de yerba o paya de forma cónica, construyíu alredor d'un palu llamáu varal d'unos seis metros d'altor, que solía ser de castañal. La vara de yerba servia d'almacén de yerba ensuga pal ganáu mientres el tiempu tostó y lluviosu, construyíase cerca siempres cerca de la corte. Llantábase'l palu o varal, poner nel suelu restos de cañes o palos, p'aisllar la yerba del mugor del suelu. Recoyíase la yerba curada de los praos, tresportándola nel carru o rastros, un llabrador d'asitiaba alredor del varal, p'asitiar la yerba y otru se la apurría dende embaxo, empezando con un gran diámetru y al terminar reduciendulu, eso llámase cerrar el varar. La yerba aguantaba al abertal dellos años, ensin moyase. Cuando llegaba l'epoca braniza y el ganáu precisaba forraxe, se esmesaba, col gabito o esmeison, sacándola alredor del varar, pa metela nel Goxu o Goxa y llevábase a la corte, p'alimentar el ganáu.

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