martes, 15 de noviembre de 2016

Asturias tradicional I

la Asturias más tradicional

Conjunto Etnográfico de Os Teixois

Os Teixois, Taramundi

Asturias es un caudal inagotable de sorpresas. Sus valles y montañas atesoran viejas tradiciones que sobreviven milagrosamente en un mundo caracterizado por el cambio, el consumo desmedido y la prisa. Es muy reconfortante adentrarse en esos deliciosos y escondidos pueblines, donde el tiempo parece detenido entre el terciopelo verde de sus bosques. Pero además -y esto hay que resaltarlo-, descubrirlos, desperdigados por la sinuosa orografía astur, equivale a recorrer los más bellos paisajes que uno pueda imaginar y, en muchas ocasiones, a sucumbir a la intensa fascinación que ejercen sobre el viajero. Hoy, la mayoría de esos lugares son fácilmente accesibles, para adentrarse en lo más profundo del paraíso asturiano y descubrir un mundo que creíamos desaparecido en el fragor de la modernidad.


Os Teixois


Se encuentra en el extremo occidental de Asturias, en la linde con Galicia, donde más intensa es la sinfonía de verdes del principado, debiera de ser suficiente motivo para planear una visita a uno de los parajes más singulares y atractivos de España. El concejo de Taramundi es ejemplo de patrimonio preindustrial, vinculado a la cultura y paisaje de la zona. El conjunto etnográfico de Os Teixois, por ejemplo, data del siglo XVIII y está basado en el aprovechamiento integral de la energía hidráulica del río. Allí predomina la arquitectura popular. Actualmente, el conjunto se encuentra en perfecto estado de conservación y en pleno funcionamiento. Visitar Os Teixois es un viaje a un pasado bucólico, que nos trae noticia de la vida de otros tiempos, incluyendo la nostalgia de la naturaleza perdida. Donde admirar la forma de vida de nuestros mayores en una naturaleza esplendorosa y bien aprovechada.

Detalle de Os Teixois, Taramundi


Pastores de Picos de Europa


Pastores en la majada de Belbín, Onís

Los Picos de Europa fue el primer Parque Nacional de España y en él aún se mantiene plenamente viva una cultura del pastoreo que da carácter y singularidad al paisaje, pero también a un paisanaje que aún sigue utilizando las cuevas naturales para la maduración de quesos únicos, como el Cabrales o el Gamonéu. Casi nada, en un paraje donde se inició la Reconquista y se gestó la legendaria historia de Asturias.

En los Picos de Europa todo es agua y piedra. Los tres macizos principales de esta maravilla natural se ven divididos por las aguas de distintos ríos que, aún hoy, siguen modelando a su gusto la blanda piedra caliza. El Dobra, afluente del Sella, y el Deva flanquean los montes a poniente y a oriente de la cordillera, siendo el Cares y su afluente, el Duje, quienes dividen el parque en sus tres macizos.

En el macizo Central, los escarpados Urrieles, las cumbres más elevadas de la Cordillera Cantábrica (2.648 m., Torrecerredo), flanquean la inmensa belleza del Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu, referencia emblemática del Parque, a cuya vera se asienta el pueblo de Bulnes, al que hasta hace poco sólo se podía acceder tras horas de caminata por un estrecho y escarpado sendero de montaña. Pero en la actualidad ya se puede llegar cómodamente desde Poncebos en un funicular que atraviesa la montaña. ¿Te lo vas a perder?

En el más occidental de los tres macizos destacan los Picos del Cornión, cercanos al Real Sitio de Covadonga, destino de peregrinación religiosa de miles de personas todos los años. Separando de sur a norte los macizos Central y Occidental, discurre el río Cares, cuyas cristalinas aguas azotan con bravura todo su recorrido. Nadie debería visitar los Picos sin dedicar un día a recorrer la Garganta del Cares, uno de los paisajes más sobrecogedores y extraordinarios de España.


Muséu del Pueblu d’ Asturies


Museo del Pueblo de Asturias, Gijón


Creado en 1968 con el fin de conservar, mostrar y difundir testimonios materiales, gráficos y orales que permitan conocer la sociedad tradicional asturiana y preservar su memoria, este museo etnográfico ocupa un recinto de 30.000 metros cuadrados al que han sido «transplantados» tres edificios emblemáticos: la casa de los Valdés, del siglo XVII; la casa de los González de la Vega (museo de la gaita) y el pabellón de Asturias en la Exposición Universal de Sevilla de 1992, sede de las múltiples exposiciones temporales que organiza este museo. En el recinto hay también hórreos y paneras de los siglos XVIII y XIX, así como boleras para jugar a las diferentes modalidades que existen en Asturias, una exposición de aperos agrícolas, una casa campesina de planta baja, característica de los valles centrales del principado, y una charca que es una reliquia del paisaje de marisma que dominaba la desembocadura del río Piles.


En la casa de los González de la Vega, casona de corredor construida en 1757 y originaria de Serín (Gijón), se encuentra el Museo de la Gaita, que alberga una magnífica colección de estos instrumentos tan ligados a Asturias y que cuenta con ejemplares del norte de África, de Europa Oriental y Central y, especialmente, de Francia, Reino Unido y la península Ibérica.


Un aspecto realmente relevante de este Museo es su dimensión como centro de investigación, que se traduce tanto en publicaciones como en exposiciones que recogen y ponen en valor la memoria del pueblo asturiano.

Brañas y Vaqueiros


Braña de La Pornacal Villar de Vildas - Somirdo


Los vaqueiros constituyen un grupo humano -algunos hablan de etnia o cultura, algo comprensible al ser un colectivo que desde hace siglos practicó una marcada endogamia grupal- muy peculiar que sobrevive en Asturias. Hay quienes opinan que su origen es vikingo. Otros, en cambio, los atribuyen antepasados celtas. En realidad, ni ellos mismos lo saben.

Jovellanos definió a los habitantes de las brañas como «vaqueiros» porque vivían de la cría de ganado vacuno, y «de alzada» porque su asiento no era fijo, sino que cada primavera, allá por san Miguel, «alzaban» su morada y residencia para dirigirse a sus brañas en los prados altos. Una braña viene a ser un espacio especialmente adaptado a la ganadería en muchas de las cuales proliferaron las muy singulares cabanas de teito, construcciones que los vaqueiros astures han venido levantando tradicionalmente en los prados altos donde pasan el verano.

Muchas de ellas aún perviven, construidas de piedra, en ocasiones sin ninguna argamasa, y con pronunciados techos de escoba. Ahí, en un solo espacio, vivía en verano una familia completa, a menudo numerosa.

Los vaqueiros son trashumantes. Pasan los inviernos cerca de la costa y suben en primavera a los valles altos con sus rebaños. Su endogamia grupal les ha llevado a mantener un sistema de identificación por sus apellidos. Y por él se puede conocer también a sus descendientes, muchos de los cuales ignoran de donde provienen. Los más típicos son: Berdasco, Gayo, Cano, Feito, Garrido, Barrero, Parrondo, Freige…, entre otros.

Hoy es perfectamente posible desplazarse de braña en braña por el Parque Natural de Somiedo, Reserva de la Biosfera, ya que hay un entramado de caminos que las unen. Son paseos magníficos por una naturaleza exuberante en estado puro. Y no sólo tiene interés paisajístico, sino también cultural.

Que Asturias es un paraíso nadie lo duda, pero tras su maravilloso paisaje se oculta un fascinante paisanaje que hay que descubrir y del que los Vaqueiros de Alzada son una muestra extraordinaria.

Todos los años, el último domingo de julio, se celebra en la braña de Aristébano, entre Cudillero y Valdés, una Fiesta Vaqueira, también conocida como la Vaqueirada. En realidad, la fiesta es un homenaje divulgativo de la vida y costumbres de los Vaqueiros de Alzada, llegando, en ocasiones, a celebrarse auténticas bodas vaqueiras a la antigua usanza. La Vaqueirada es una celebración muy curiosa, algo así como asistir al pase de un documental de antropología, pero con fiesta y algarabía a tope.


Museo etnográfico de Quirós


Museo Etnográfico de Quirós


En el Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa, en pleno corazón del municipio de Quirós, se encuentra este museo, imprescindible para entender el proceso de cambio de una comunidad rural «tradicional» con la llegada de la Revolución Industrial, a finales del siglo XIX.

En el Museo Etnográfico de Quirós se encuentran representados buena parte de los elementos de interés etnológico que en su día constituyeron la forma de vivir y sentir de los habitantes de la comarca. Entre los distintos espacios que configuran el Museo, destaca la reproducción de una casa típica quirosana, con sus dos plantas, en las que se exponen instrumentos y enseres básicos en la economía tradicional de la comarca.

La pieza más sobresaliente de la casa quirosana es la cocina, destacando en ella el «llar» (lar) y su correspondiente «escañu» (escaño), que, como su nombre sugiere, es un banco de madera con dos brazos que sostienen una mesa, y que, cuando no es preciso su uso, permiten levantarla para añadir espacio a la cocina, la «lacena» (alacena) y el «forno» (horno). El resto de la vivienda la componen la sala y la alcoba. En el exterior se encuentra la «antoxana» (patio, corral) de la casa, con el taller del «madreñeiru» (taller de madreñas), y una típica «fonte» (fuente) con «duernu» (abrevadero) y «tshabaorio» (lavadero) incluidos. También cuenta el Museo con la reproducción de una pequeña cuadra de montaña y, repartidos por todo el recinto, abundantes aperos, objetos y accesorios usados tradicionalmente en la comarca. Y, quizá lo más importante, todo ello en un entorno maravilloso, al pie de la cordillera…


Emigración asturiana


Museo Achivo de Indianos, Colombres - Ribadedeva




No es posible entender Asturias sin recurrir a lo que supuso la emigración, especialmente a América, durante los siglos XIX y XX. Tanto quienes no lograron fortuna como quienes regresaron con importantes caudales, y a quienes se les llamó «indianos», han marcado profundamente el Principado. Ubicado en el pintoresco e indiano pueblo de Colombres, el Museo de la Emigración da buena cuenta de lo que supuso este fenómeno que cambiaría por completo la realidad asturiana.

Ubicado en la Quinta Guadalupe, este palacete, claro exponente de la arquitectura indiana de la cornisa cantábrica, se dedicó a diferentes fines sociales, hasta que en 1987 fue destinado a sede de la Fundación Archivo de Indianos, cuyo objetivo es el de guardar, preservar y mostrar documentos relativos el fenómeno de la emigración asturiana a América.

En la Quinta Guadalupe se han reconstruido algunas dependencias con mobiliario de la época, que ofrecen al visitante un reflejo de la llamada «casa indiana», que no era otra cosa que los extraordinarios chalets que los emigrantes solían construirse a su regreso a la patria y que abundan por toda la geografía astur, particularmente en la costa. El resto del edificio está ocupado por una exposición sobre los distintos aspectos de la emigración: la salida de los emigrantes, los puertos de destino, los grandes centros sociales de la emigración española, etc. La verdad es que la visita al museo resulta esclarecedora y ayuda a comprender el esfuerzo y el trabajo de unos hombres y unas familias que no quisieron echar raíces fuera de su patria, regresando «con todo» para pasar sus últimos días aquí.



Fiestas populares


Fiestas de la Virgen de la Guía, Llanes


Son incontables las manifestaciones festivas populares que se multiplican por toda Asturias, sobre todo durante el verano. Destacar alguna de estas celebraciones sobre otra es más que complicado, pero por su importancia y por haber cumplido este año su quinto centenario quizá sea apropiado señalar las fiestas de Nuestra Señora de La Guía, una masiva celebración romera en una de las villas asturianas con más carácter: Llanes.

Esta fiesta llanisca tiene aroma a mar, a algas y a sal por los cuatro costados. La propia Ermita de la Guía, escenario original de la celebración desde hace quinientos años, está situada en un promontorio sobre el mar, desde donde sus dos torres almenadas, que la asemejan a un castillo, contemplan y protegen toda la villa. Curiosamente, esta festividad coincide con la de la Virgen de Covadonga, patrona de Asturias, que se celebra también el 8 de setiembre. Pero no hay antagonismo entre ambas vírgenes, que son una sola en el corazón de los asturianos. Antes al contrario, tanto la devoción a la Virgen de la Guía como a la de Covadonga refuerzan el sentido de identidad llanisco y asturiano.

Una de las características más plásticas y coloristas es la procesión nocturna que se celebra la víspera, 7 de setiembre. En ella, la Virgen es llevada desde su ermita a la Basílica llanisca, con parada mirando al mar, acompañada por cientos de mujeres ataviadas con mantillas españolas, unas blancas y otras negras, y portando cada una de ellas una vela en la mano y un nardo en la solapa (esa flor blanca y fragante es la distintiva del Bando de la Virgen de Guía). Formando hileras, y arropando a la Virgen por las angostas calles del casco histórico de la villa, las mujeres llaniscas componen una estampa única y ciertamente singular.

En la mañana del día 8 de septiembre, los niños de la localidad interpretan con notable gracia la Danza de Arcos a la entrada de la ermita, ante cientos de adultos ataviados con trajes típicos de llanisco. Además, desde hace cuatro décadas un tren de madera con aire de época llega desde Mieres abarrotado de romeros que se unen a esta celebración donde el azabache de los trajes llaniscos deslumbra más que los rayos del sol.


Los últimos ferreiros


Fragua de Pardiñas, Taramundi



La Reserva de la Biosfera Oscos-Eo, en el remoto occidente asturiano, consta de siete concejos, algunos de los cuales incluyen villas marineras, mientras la mayoría se adentran en las boscosas montañas que marcan la linde con Galicia, a lo largo del río Eo. La comarca concreta de Los Oscos se compone de tres concejos, Santa Eulalia, San Martín y Villanueva. En verano, estos tres concejos recibieron el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2016, «por combinar tradición y modernidad, y aunar la conservación de la naturaleza con su desarrollo económico».

En Villanueva de Oscos, llama la atención su Monasterio de Santa María,rehabilitado recientemente, en el que se ha descubierto un sistema de alcantarillado del siglo XVII. En Mazonovo, una pequeña aldea de Santa Eulalia de Oscos, se encuentra una de las herrerías o «ferrerías» más antiguas que quedan en Asturias, una fragua que lleva funcionando desde principios del siglo XVIII. Y en San Martín de Oscos, al cabo, otro alto en el camino: la Casa del Marco, también conocida como Museo de la Casa Campesina.

Esta es una zona de gran tradición artesana, que se ha mantenido viva hasta hoy. El telar y las navajas son dos de las artesanías que nos encontraremos en nuestro camino. Esta es una zona de gran tradición artesana, que se ha mantenido viva hasta hoy. El telar y las navajas son dos de las artesanías que nos encontraremos en nuestro camino. En el cercano concejo de Taramundi, lo más característico, amén de sus hermosos bosques, profundos valles y magníficos paisajes, lo más característico son las «ferrerías», como llaman aquí a las pequeñas fraguas donde se trabaja el hierro desde tiempo inmemorial. Aunque desde el siglo XIX el oficio ha ido evolucionado paulatinamente hacia la cuchillería, hay ferrerías datadas en el concejo desde el siglo XVI.


Los «tixileiros» del suroeste asturiano

Taller de los Cunqueiros o Tixileiros en Tablado, Degaña

La gran abundancia de madera de los bosques asturianos hizo que durante siglos prosperase la industria «tixileira» que fabricaba utensilios domésticos de madera de asombrosa calidad, sirviéndose únicamente de un torno a pedal: platos, escudillas, «cimbreiras», «tachadeiras»… y toda suerte de artefactos prácticos para satisfacer las necesidades cotidianas de una sociedad rural. En el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias aún mantienen su legado los últimos artesanos vivos.

Las agrestes laderas de esta remota región asturiana, que se adentra como una cuña en el reino de León, allí donde éste linda con Galicia, están tapizadas de frondosos bosques, entre los que destaca la Reserva Natural Integral de Muniellos, considerado el mayor robledal de Europa.

Cada pueblo de esta comarca es un polo de atracción: Besullo, lugar natal del dramaturgo Alejandro Casona; Llamas del Mouro, con su famosa cerámica negra; o la tierra de los Cunqueiros o Tixileiros, artesanos de la madera, tradición que aún se mantiene viva en Tablado, Degaña.

El suroeste asturiano es también el paraíso de los viñedos de montaña, cuyo cultivo se remonta a la Edad Media. Sus viñas abancaladas conviven con un paisaje abrupto, de empinadas laderas y cepas centenarias. Su vino, peculiar y único, es elaborado de manera tradicional, aunque incorporando procesos innovadores que aseguran un producto de calidad reconocido en la actualidad con la denominación Vino de Calidad de Cangas. Un vino que atesora los colores, aromas y sabores de la tierra que los ve nacer.

El sur de la comarca ofrece el paisaje espectacular de sus valles de origen glaciar, como el Valle de Degaña o las vistas desde el Cueto de Arbás sobre el valle de Naviego. Los tres municipios componen un escenario de montañas, bosques de ensueño, ríos, arroyos y fuentes, un auténtico paraíso natural, si, pero también un mundo de oficios pretéritos aún vivos, en el que habitan gentes comunicativas, amables y conversadoras… Perderse en aquellos pueblos permite descubrir hórreos teitados, pallozas, palacios y casonas, donde se visualiza la forma de vida de nuestros predecesores en las distintas etapas de la historia.

Museo Etnográfico de Grandas de Salime

Museo Etnográfico de Grandas de Salime



Grandas de Salime es última etapa asturiana del Camino Primitivo que lleva a Santiago, antes de adentrarse en tierras gallegas por el Puerto del Acebo. Esta localidad y su Museo Etnográfico es visita obligada para cualquier peregrino y para cualquiera que quiera acercarse a la realidad más tradicional de esta parte de Asturias, en el confín con Galicia.

Este interesante museo, uno de los conjuntos museísticos con más solera de Asturias, ocupa la que fue la antigua Casa Rectoral de Grandas, que se rehabilitó para este fin, intentando respetar la arquitectura popular con espacios altamente singulares que permiten hacer un viaje en el tiempo por una de las comarcas asturianas que con más celo guardan sus tradiciones. Buena parte de su valor reside en una de las colecciones de carácter etnográfico más importantes de toda España así como en su discurso expositivo basado en la recreación, con elementos absolutamente originales, de los espacios que marcaron durante siglos las vidas de buena parte del occidente asturiano.

El Museo de Grandas cuenta también con espacios en funcionamiento que nos devuelven a épocas pretéritas: desde un molino hidráulico que sigue moliendo cereal, a un torno de pedal cunqueiro, pasando por el bar-tienda, uno de los espacios más reconocibles y emotivos de los que se encuentran en el museo y en el que es posible tomarse un chato de vino de la tierra.

Este conjunto etnográfico se encuentra muy cerca de uno de los ejemplos más importantes de la Cultura Castreña del noroeste peninsular: el Museo y el Castro de Chao Samartín. Visita ineludible para quien se acerca a conocer y disfrutar de estas tierras de la Asturias occidental en el que la vida, muchas veces, parece haberse detenido en un momento en el que el tiempo únicamente estaba marcado aún lo marcaban los ciclos agrícolas.